Patrimonio

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Imagen de constantina nevada

Visitar Constantina es dar un paseo por la Historia, descubrir y conocer entre sus calles, vestigios y huellas de las distintas civilizaciones que forman parte de la memoria y el legado histórico de la localidad.

Todo el conjunto presenta interés para quienes se sientan atraídos por la arquitectura popular, por ello la mayor parte del núcleo tradicional y su entorno fue declarado, en junio de 2004, Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Conjunto de Interés Histórico-Artístico.

Es aconsejable que los visitantes recorran las calles de la ladera del Castillo, conocidas por el nombre popular de "Las Cuestas", en cuya zona meridional está el barrio de "La Morería" que aún mantiene, en buena medida las formas de construcción y el trazado musulmán, siendo la zona más primitiva de la población. En la zona norte de esta ladera se hallan los núcleos de las antiguas parroquias de Santa Constanza y Santiago, con una tradición constructiva muy semejante a la Morería.

El centro del Valle de la Osa, junto al río de la Villa, que discurre oculto a la vista del viandante es de construcción más reciente, entre los siglos XV y XVIII. Esta zona la constituyen calles más amplias, adaptadas a la zona llana, y que muestran el poder económico de terratenientes, comerciantes e industriales de la época.

Viviendas de carácter señorial normalmente configuradas en torno a un patio central y con fachadas de estilos neoclásico y regionalista. Centradas en torno a los espacios más representativos del casco histórico, destacan las conservadas en torno a las calles Padre Félix, Blas Infante, Llano del Sol y Plaza de España, así como en el trayecto de las calles Mesones, Carnicería, Santo Cristo, Eduardo Dato, El Peso y Plazas de Santa Ana y Carretería. Incluidas en esta parte del tejido urbano se conservan instalaciones de industrias destinadas a la transformación de recursos naturales, básicamente los relacionados con el vino, la agricultura y ganadería, la madera y cárnicas, destacando fábricas de anisados y bodegas familiares que conservan lagares y prensas.

Situada en el centro histórico de Constantina (Plaza de Llano del Sol), su imponente y bella torre de seis cuerpos y cincuenta metros de altura preside la localidad y es uno de sus monumentos más emblemático y visible desde muy distintos puntos.

La iglesia la componen tres naves, con planta de salón, según la tradición del mudéjar sevillano. Tiene bóvedas nervadas en la cabecera y en los tramos de los pies. El resto de las naves se cubren por bóvedas de aristas, sobre arcos apuntados. Al conjunto se le adosaron nuevas capillas alrededor del presbítero, que destaca por su volumen presentando en los ángulos de la capilla mayor contrafuertes de ladrillos, después de su construcción inicial que se realizó en la segunda mitad del siglo XV.

En su interior se desarrollaron durante la Guerra Civil (agosto de 1936) enfrentamientos. Como triste balance hay que señalar la pérdida completa del retablo del altar mayor, obra de Juan de Oviedo. Posteriormente el templo se restaura totalmente con nuevos retablos e imágenes de culto. La fachada de la epístola se renovaría entre los años 1979 y 1980.

Lo más destacable de este edificio es la torre-fachada, que arranca de la "Puerta del Perdón”, integrada por una interesante portada renacentista, con dos cuerpos tallados en piedra, junto a la ventana del baptisterio decorada con el mismo estilo. El ventanal superior está flanqueado por la imagen de la titular anunciada y del Arcángel Gabriel.

La torre, situada a los pies de la nave central, se levanta sobre dos cuerpos iniciales de ladrillo y remata en tres campanarios de tamaño decreciente y un cuerpo superior que soporta una cruz y veleta de forja. En total mide 50 metros Su traza se debió al maestro de la catedral de Sevilla, Hernán Ruiz, "El Joven" que se encargó por los mismos años (1560) de la reforma de la Giralda y edificó otros importantes edificios en la capital hispalense y en Córdoba.

Esta fortaleza, cuyos orígenes se confunden con los de la propia ciudad, data de época árabe, dado que defendía el eje norte-sur con destino en Sevilla y reforzaba la línea defensiva de la llamada cora de Firrish, si bien parece probado que se asienta sobre los restos de un castrum romano anterior y posiblemente otras estructuras militares que se construyeron aprovechando el dominio que el cerro en el que se ubica tiene sobre el Valle de la Osa.

Tal como hoy permanece el Castillo de Constantina está constituido por un recinto poligonal de unos noventa metros de diámetro, que tiene como defensa exterior una barbacana, de la que quedan los suficientes restos para afirmar que rodeaba por completo el recinto. Se mantiene la mayor parte de dicho espacio y aún están completas dos de sus siete torres que lo flanqueaban, que encierran departamentos de planta circular con bóvedas vaídas magníficamente construidas (consolidadas en 2012).

El conjunto se articula en torno a un gran patio de armas y un aljibe semienterrado de grandes dimensiones, que aseguraba el suministro de agua a la guarnición militar y se conserva en muy buen estado.

La entrada era acodada y estaba protegida por la Torre del Homenaje, de doce metros de altura. Constaba de dos plantas y azotea que debió estar almenada de mayor tamaño que las demás y que controlaba la población al pie del cerro.

El Castillo fue declarado Bien de Interés Cultural en 1985 bajo la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. A partir de dicha declaración se llevaron a cabo algunas tareas de recuperación y reforma, las cuales no pudieron evitar continuos deterioros de la estructura. Pese a las obras de mantenimiento realizadas, la madrugada del 10 de marzo de 2010 y debido a las continuas lluvias caídas, la Torre del Homenaje se desplomó.

En septiembre de ese mismo año daban comienzo los trabajos de consolidación del Castillo de Constantina cofinanciados por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y la Diputación de Sevilla, trabajos que consistieron en consolidar la cubierta y las paredes de las dos torres que aún quedan en pie y de toda la muralla del recinto. También se repuso material, con revestimiento de mortero, en las zonas deterioradas, algo que aporta firmeza, resistencia e impermeabilización a la fortaleza colaborando a su conservación.

Tras gestiones de nuestras autoridades, el Ministerio de Fomento destinaba en marzo de 2011, con cargo a los fondos que se generan para el 1% Cultural por la contratación de obra pública, el 75% del importe de la reconstrucción de la Torre del Homenaje del Castillo de Constantina. En el mes de febrero de 2013 dieron comienzo de las obras de reconstrucción del monumento por anastilosis, y la almena totalmente reconstruida fue inaugurada ofialmente el 25 de junio de 2014.

La solidez y sobriedad de la obra y la armonía del conjunto de este recinto fortificado, así como las maravillosas vistas de la localidad del entorno convierten a este monumento en un lugar de visita obligado.

Se trata de una obra diocesana, construida en el año 1954, siendo Párroco de nuestra localidad e impulsor de la obra, el Padre Félix. Formó parte del programa que en su día diseñara el que fuera cardenal de Sevilla Pedro Segura y Sáez, cuyo afán por promover la devoción al Sagrado Corazón de Jesús le había llevado en las diócesis por las que había pasado a levantar monumentos en honor de éste, tal y como sucediese en el construido en la localidad sevillana de San Juan de Aznalfarache o el del Cerro de la Virgen de la Montaña, en Cáceres.

Está situado junto al castillo, en un lugar estratégico ya que por su altura, unida a la de la propia construcción (16 metros de altura total, siendo 5 la altura de la imagen), domina completamente toda la población y muestra a Cristo bendiciendo a la población.

Bajo el monumento existe una pequeña capilla en la que en su día se celebraron misas para venerarlo.

Obra de gran interés aunque lamentablemente sólo conserva el recinto exterior, incluida una portada que perteneció según la tradición al desaparecido convento de San Francisco, y que responde a un sencillo trazado renacentista atribuido al propio Hernán Ruiz II, que intervino en el diseño de la torre parroquial.

Está fechada en una de sus albanegas en el año 1570. Se mantiene también la espadaña, curiosa por su trazado asimétrico. Pero de su estructura interna no se conservan sino fragmentos muy deteriorados de sus muros. Actualmente está completamente en ruinas.

Se encuentra situada a las afueras del pueblo, teniendo varias rutas de acceso, debidamente señalizadas. A través del Sendero del Chorrillo, recientemente rehabilitado, puede accederse a la misma, aprovechando de esta manera para contemplar la antigua Fuente del Chorrillo que en su día debió de tener gran importancia para el pueblo dado el volumen de su construcción, aunque actualmente sólo tiene agua si las precipitaciones han sido especialmente abundantes.

Situada en la calle principal y peatonal de la ciudad, calle Mesones, se conserva esta Capilla del antiguo Hospital de Caridad, ahora asilo de ancianos regentado por las Hermanas Mercedarias.

La fachada es del siglo XVIII, una sencilla portada con dos pilastras, con entablamento y frontón partido, que recoge una hornacina con la imagen del titular. El interior, también del siglo XVIII es de una sola nave con bóvedas de cañón y lunetos y bóveda vaída en el presbiterio. Es una sencilla interpretación del barroco sevillano del momento.

Esta Iglesia, de propiedad municipal, fue cedida a la Hermandad de la Amargura en 2011, siendo desde entonces su sede canónica.

Tras el traslado desde la parroquia de las imágenes titulares de esta hermandad, en la imaginería del templo debe destacarse el Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, atribuido al taller de Pedro Roldán, y en concreto, a Luisa Roldán “La Roldana”, de finales del XVI. Esta talla de un Cristo desnudo, sólo cubierto por sudario tallado, sentado sobre una peña con la cabeza apoyada sobre su mano derecha, fue la única imagen que escapó de las llamas y la destrucción que provocó la Guerra Civil en la localidad, gracias a un vecino que lo escondió en una tinaja de aceite. Por ello, es conocido popularmente como el “Cristo del Aceite”.

Edificio del siglo XVIII, construido alrededor de 1716, en lugar de otro templo anterior. Responde a un sencillo estilo barroco sevillano con una sola nave con cúpula de casquete semiesférica, retablo mayor, coro-campanario y acceso a dependencias de Sacristía y Casa-Hermandad desde la misma nave.

Destacar una sencilla espadaña barroca de dos cuerpos que remata la fachada de los pies (Restaurada en 2011).

Pertenece a la Hermandad que lleva su nombre y se encuentra situada junto al recientemente remodelado jardín de Santa Ana.

Este monasterio, desaparecido tras la desamortización de Mendizábal, se mantuvo en pie hasta hace unas décadas. Tras su demolición para permitir la construcción actual, sólo subsiste el que fue compás del convento y la portada de la Iglesia. Es una fachada barroca del siglo XVIII, con dos pilastras laterales y gran arco central que va coronada por un entablamiento y frontón curvo partido, con azulejo dedicado a la Inmaculada y otros detalles decorativos de cerámica Sevillana.

Se encuentra ubicado en la actual Plaza de Nuestra Señora de la Amargura.

Se trata de una antigua iglesia de estilo barroco (siglo XVIII), de la que se conserva la portada y una espadaña que corona la fachada del templo, con dos cuerpos y que ha sido completamente restaurada a finales del año 2012.

El interior consta de una sola nave de gran tamaño, cubierta por cúpula sobre pechinas en el presbiterio.

Es un edificio de propiedad municipal y acoge distintos tipos de actos y eventos de la vida local. Se encuentra ubicado en la Plaza de España, formada por viviendas la mayoría de estilo señorial entre las que destaca lo que en su día fue la Casa Palacio de los Condes de Fuente el Salce, obra de la segunda mitad del siglo XVIII, de la que se mantiene su fachada principal.

Este antiguo hospicio enfermería de los monjes basilios fue convertido en casa de vecinos. Su claustro de dos plantas, consta de un patio interior con galería de arcos de medio punto, soportados por columnas toscanas, encuadrado cada arco en un alfiz, mientras que la parte superior de menores dimensiones se ha modificado totalmente por las sucesivas intervenciones. Sin embargo, mantiene el ambiente mudéjar propio de los conventos del siglo XVI de esta zona.

Se encuentra ubicado en la calle Lorenzo Irisarri, 32

Situada a 2 kilómetros del casco urbano por la carretera en dirección a Las Navas de la Concepción (A-3001), tomando el cruce hacia la Base Militar.

Se trata una construcción realizada en varias etapas. Su parte más primitiva responde al modelo mudéjar, con tres naves, separadas por arcos apuntados encuadrados en alfiz y presbítero cubierto por una cúpula de media naranja decorada con pinturas murales. A principio del XVIII se realiza una transformación en la cabecera que a fines del mismo siglo terminaría por transformarse definitivamente en el actual camarín con decoración propia del último barroco sevillano.

Se trata de una edificación armónica rematada con una sencilla espadaña sobre la que destaca la linterna final propia del camarín donde se localiza  la Imagen bajo templete de plata y en cuya base se puede apreciar un tronco de roble, árbol del que recibe su nombre y sobre el que la leyenda cuenta que se apareció al pastor Melchor y del que recibe su nombre.

En el porche, en una placa, se puede ver la concesión dada por el Rey Carlos IV en el año de 1792 otorgando el privilegio para organizar feria en aquel lugar los días 16, 17 y 18 de agosto de cada año.

El hundimiento de una parte considerable de su techumbre obligó a acometer unas importantes obras de reformas en sus cubiertas, tras las cuáles presenta actualmente un remozado aspecto.

El primer sábado de agosto y tras su correspondiente novena la imagen de la Patrona es trasladada al pueblo, donde permanece para rendirle cultos hasta el último sábado de septiembre en el que vuelve hasta su ermita en romería.

Es seguramente el principal edificio rústico de carácter civil por su importancia histórica. Situado a 2 kilómetros junto al cruce de las carreteras que van hacia Cazalla de la Sierra y San Nicolás del Puerto (A-455), el edificio consta de un gran salón, dividido en tres naves por dos series de arcos de medio punto.

En él se conservan dos naves más: los dos pozos donde se guardaba la nieve, abovedados en 1760-1761. Existía hasta principios de siglo una estancia dedicada a la capilla de la Virgen de las Nieves. La portada tiene aspecto de edificio religioso pues consta de un hastial con elementos clásicos y espadaña. En la fachada aparece un escudo de Sevilla, fechado en 1696, pues estos pozos pertenecieron tradicionalmente a aquella ciudad, como lo manifiesta una lápida en las que se cuenta cómo durante el reinado de Carlos II se compraron esos pozos con sus albercas y aguas (1684), obtuvo el privilegio de S. M. para encerrar nieve (1694) y se ordenó hacer obras (1699).

El hielo que de forma natural se fabricaba y mantenía en sus pozos, era trasportado con animales durante la noche, vendiéndose en Sevilla, y el sobrante se llevaba a los pueblos vecinos, a menos precio. El municipio tenía destinado para ello un almacén frío, que servía de depósito, bien cubierto el hielo con paja. Cuentan las crónicas de la época que de aquí se servía a las Comunidades, Fábrica de Tabacos, etc., y a los particulares que comprasen más de un cuarto de arroba. Los demás habían de comprar el hielo en los puestos callejeros.

Este edificio, ahora propiedad privada, ha sido rehabilitado como alojamiento rural con un gran respeto por su estilo original y tradición, lo que le ha hecho ser recientemente merecedor la mención especial a nivel europeo (2006), por su contribución a la Conservación del Patrimonio Cultural, así como del Premio a la Conservación del Patrimonio, concedido por el Excelentísimo Ayuntamiento de Constantina (28 de Febrero de 2007).

La Carlina tiene una historia novelesca, lo que fuera un humilde cortijo o casa de campo, con una viña alrededor, a las afueras de Constantina, cambió radicalmente a principios de los años cincuenta, cuando fue comprada por Léon Degrelle (1906-1994), político y militar belga, exiliado en España después de la II Guerra Mundial, que en este paraje construyó partir de 1952 una casa palacio, para su uso personal, además de otras edificaciones.

El edificio destacó desde el primer momento en el paisaje urbano y natural, siendo conocido como “El Castillo Blanco” y convirtiéndose en uno de los símbolos de Constantina.

Degrelle dotó a la vivienda de importantes obras de arte -se dice que hubo un Zurbarán en sus salones- y creó en su entorno maravillosos jardines donde hubo hasta catorce fuentes, decoradas con azulejos arabescos y cerámicas sevillanas. El área del jardín estaba limitada por dos entradas, con grandes pórticos en estilo neoclásico y mudéjar, un maravilloso mosaico de inspiración romana, con el mapa de Bélgica, la patria de Degrelle.

Pero todo este hermoso conjunto tuvo una efímera existencia; en los años 60 los negocios del señor Degrelle cambiaron de signo, y la propiedad fue embargada, pasando por distintas manos, siendo abandonada al expolio y pillaje. Del antiguo esplendor no quedaron salvo los muros, la maleza aún dejaba entrever rasgos de belleza aquí y allá. El último propietario ha sido Caja San Fernando de Sevilla, que más tarde cedió al ayuntamiento de Constantina la zona de la piscina, y la zona principal (vivienda y jardines) a las monjas jerónimas.

Las obras para recuperar y transformar el antiguo palacete en hospedería monástica duraron desde el año 2004 al 2008. El arquitecto, Luis Pérez-Tennessa, ha sabido conjugar los elementos antiguos de las edificaciones y dotar de elementos nuevos, por ejemplo la espadaña que enseñoreaba la plaza de la Carretería está ahora formando parte de la fachada de la iglesia. También se han trasladado algunas de las puertas de madera más nobles que han sido colocadas en los lugares más significativos del monasterio como el refectorio; la anterior reja del coro de la iglesia es la que sirve en La Carlina para dar entrada al compás del nuevo monasterio.

La casa principal, no muy grande para una comunidad religiosa, tenía formas caprichosas, el resultado después de las obras ha sido un edificio sobrio y funcional a la vez que muy acogedor. La torre blanca, el jardín con abundantes palmeras y fuentes que le dan un aire árabe, han servido de base al nuevo monasterio.

Se ha restaurado la torre, uno de los símbolos del pueblo, sus blancos muros se elevan con elegancia en el entorno del parque natural de la Sierra Norte con sus colinas de olivos, encinas, madroños y castaños, como si de una torre del homenaje se tratara, destacando su aire de exotismo. Dos campanas, llamadas “Esperanza” y “de la Paz”, invitan a la oración y la alabanza desde la torre blanca. El jardín ha quedado a modo de claustro central del monasterio. La hospedería se ha construido aprovechando el desnivel del terreno, de modo que queda unida al edificio pero independiente de éste.

El 11 de septiembre de 2008, la Comunidad de Nuestra Señora de los Ángeles abandonaba su antiguo monasterio de la plaza de la Carretería para ocupar el nuevo en la finca de La Carlina. El templo es un espacio ideal por su sencilla belleza, luminosidad y amplitud, el presbiterio lo preside una imagen de Cristo crucificado, réplica a mayor escala del creado por el padre jerónimo José María Aguilar, mientras que una celosía de tubos de órgano complementa este proyecto ciertamente innovador.

Destacar la mesa de altar en piedra, donde se ha colocado el mejor símbolo de la historia de este monasterio, las reliquias de los Santos Mártires procedentes de San Román (Medinacelli), en un relicario de plata y protegidas por un cristal.